Porque son hechos y derechos que tenemos las mujeres como sujetos conscientes y de experiencia, capaces de realizar una labor interpretativa crítica, creativa y propositiva sobre la realidad trascendente. En el momento de su promulgación permite visibilizar y representar la vida misma de las mujeres, nuestra Fé, nuestros intereses, sensibilidades, necesidades y oportunidades, ante la humanidad.
Las teologías feministas son necesarias porque cuestionan e interpelan la tradición y la interpretación patriarcal, así como los enunciados condicionados; y en cambio, apuestan por la liberación de las mujeres, por su potencial creativo y analítico.
Además estas teologías se preguntan por los motivos de la exclusión y represión histórica de las mujeres en el que hacer teológico, sus beneficiarios y sus intereses. Se formulan cuestionamientos y análisis sobre los efectos de esta cultura patriarcal en la vida particular y privada de las mujeres y en la pública. El cuestionamiento sobre el poder, es un derecho y un deber, de esta manera la Teología Feminista entra en un terreno político para proponer una construcción sobre el derecho de la mujer en igualdad a los hombres. Invita a la participación e inclusión de las mujeres, en las reflexiones sobre la experiencia de Dios, y en los oficios espirituales como praxis de una plena humanidad.
La necesidad también radica en que complementa y enriquece la experiencia de Dios en las distintas formas que hay de “ser humano” en el mundo, la enriquece a través de la diversidad en la formulación, interpretación, análisis y expresiones que la comunican.
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