miércoles, 7 de octubre de 2009

Mujeres que sufren, resisten y sanan.


Con base en la lectura de Sharon quiero proponer algunas efectos o consecuencias teológicas y prácticas que me he destacado de la tesis de hacer una teología encarnada desde los cuerpos de las mujeres que sufren, resisten y sanan.

En primer lugar, pienso que se cuenta con un ¨privilegio hermenéutico se les otorga así a ellos ESPECIALMENTE MUJERES y (HOMBRES) SUFRIENTES y la ¨comunidad se convierte en teóloga¨

Además, cuenta Sharon que hay un énfasis en las teologías asiáticas de la liberación, pues liberan a la teología de sus abstracciones doctrinales, hegemonía y desconexón. Para poner de manifiesto el carácter central de los oprimidos como la base fundamental de las teologías procedentes de Asia.

Estas teologías conducen a transformaciones metodológicas y prácticas ya que ¨tienen como premisa cuerpos que sufren y que exigen la ¨primacía del elemento antropológico sobre el eclesiástico¨ del ¨utópico sobre el factual¨ del ¨crítico dogmático¨ del ¨social sobre el personal¨ y de la ¨ortopraxis sobre la ortodoxia¨

En efecto, no hay interrupción con la teología de la liberación, sino más bien una concreción del sujeto ya que ¨Hacer teología desde la atalaya de los marginados no resta valor a la opción preferencial de Cristo por los pobres, sino que la concreta esencialmente: ahí la compasión e interconexión propia con quienes están más abatidos es el sello distintivo de las mujeres y hombres del mundo de los dos tercios que hacen teología.¨

Se destaca en la práctica el esfuerzo por la transformación política, social, teológica y cultural cuando ¨Se parte de la convicción de que poner en primer plano los cuerpos que sufren como premisa fundamental de la teología podría iluminar las causas subyacentes del pecado estructural y sistémico orientado con ello hacia la realización de una visión transformativa del mundo.¨

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